El mejor protector solar es el que se usa. Por eso, en tu camino para encontrar el perfecto puede que gastes dinero en alguno que no te guste (no pasa nada, siempre se puede reaprovechar en el cuerpo o regalarlo a algún familiar o amigo).
Sin embargo, sabiendo tu tipo de piel vas a poder elegir dentro de un espectro más pequeño del mercado y, probablemente, encuentres el protector solar ideal rápidamente. Así que, ¡allá vamos!
Recomendaciones generales
Lo ideal es que todas las personas usen protectores solares que protejan contra los rayos UVA y UVB, y con un SPF mínimo de 30. El protector se debe usar todo el año en las zonas expuestas y es ideal reaplicarlo cada 2 ⁄ 3 horas.
Si haces deporte o es para la playa es bueno que sea water resistant, así resistirá mejor mientras sudes o estés en el mar o la piscina.
Piel seca
Las pieles secas se benefician de texturas más cremosas o hidratantes. Podés elegir cremas hidratantes con protección solar elevada, cada vez es más común encontrarlas con SPF30; o protectores solares con agentes hidratantes, como aquellos que vienen con ácido hialurónico o ceramidas.
Piel mixta y grasa
Lo ideal es elegir texturas ligeras, fluidas, en spray o en polvo (ideales para retocar), que además estén etiquetadas como “no comedogénicas” u “oil free”. Esto significa que no van a aportar más oleosidad a la piel, ni tampoco van a favorecer la aparición de acné.
También te pueden beneficiar aquellos que dicen acabado mate, “shine control”, “toque seco” o similares ya que sabés que el acabado no va a tener glow, sino que te va a permitir reducir la apariencia de los brillos y los poros tan comunes en las pieles con tendencias grasas.
Hay algunos protectores que además tienen ingredientes beneficiosos para tu tipo de piel: té verde, aceite de árbol de té, niacinamida…
Piel sensible
En estos casos lo más importante es el tipo de protector solar que elegís. Hay que buscar protectores que sean físicos o minerales (dos formas de llamar al mismo producto): en la lista de ingredientes tiene que tener óxido de zinc o dióxido de titanio. Estos ingredientes son más gentiles con la piel que los de los protectores químicos, por lo que no sentirás ardor, picazón, enrojecimientos ni nada parecido.
Esto se debe a que los protectores físicos actúan como una barrera contra los rayos del sol, no penetran en la piel como los químicos. Esto tiene sus pro, pero también sus contras: vas a notar que muchas veces dejan como un residuo blanquecino y son más difíciles de extender por la piel.
Tené en cuenta que muchos protectores solares son mixtos (físicos y químicos) así que si tenés dudas consultá con un profesional sobre cuáles son las mejores opciones para vos.
También te recomiendo evitar protectores solares con alcoholes y perfumes que puedan irritar innecesariamente tu piel.
Piel normal
Acá todo depende mucho de los gustos de cada una. Si te gusta el glow podés elegir acabados más grasos, si te gusta algo más mate podés irte con los ideales para pieles grasas. Lo importante es que estés bien protegida, pero en general las pieles normales se adapten bien a todos los tipos de protectores.
