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26 de marzo: día mundial de concientización sobre el cáncer de cuello uterino

¿Sabías que el cáncer de cuello del útero es 100% prevenible y detectado a tiempo es curable en el 95 % de los casos? 

Lamentablemente en Uruguay es el cuarto cáncer más frecuente en las mujeres: cada año se diagnostican 300 nuevos casos de los cuales fallecen casi la mitad. 

¿Podemos cambiar esta realidad? Sí. Para eso necesitamos el compromiso de todos, desde la comunidad hasta el sistema de salud y el estado. 

La mayoría de los cánceres de cuello de útero están relacionados a una infección persistente del virus del papiloma humano a nivel genital. De este virus, existen más de 100 tipos, pero solo 14 de ellos están involucrados en el desarrollo de lesiones malignas. 

Una vez en la célula, tienen la capacidad de hacerlas mutar hasta malignizarse. Este proceso es microscópico, demora mucho tiempo y pasa completamente desapercibido por la persona que lo padece. Una vez que la lesión es visible o da manifestaciones clínicas, ya está avanzada y la posibilidad de curarla es baja. 

Es por ello que es fundamental utilizar todas las herramientas para prevenirlo antes de que llegue a este estadío. 

Lo primero que debemos hacer es reducir las posibilidades de adquirir el HPV. Para ello, deberíamos utilizar métodos de barrera en todas nuestras prácticas sexuales, ya que se trata de un virus de alta transmisibilidad y el solo contacto entre mucosas puede transmitirlo. Esto reduce el riesgo de transmisión, pero no la elimina por completo. Es por ello que la herramienta más importante es la vacuna contra el HPV. 

La vacuna disponible actualmente está dirigida a 4 tipos de HPV involucrados en la mayoría de los cánceres de cuello. Contiene partículas similares al virus que desarrollan una buena respuesta inmune si la persona se ve enfrentada a los mismos. Se administra de forma gratuita desde los 12 a los 26 años en 2 dosis separadas por 6 meses a todos los géneros. 

A la brevedad contaremos con una vacuna dirigida hacia 9 virus con lo que se lograría un mejor resultado. 

También contamos con métodos de screening para detectar lesiones premalignas, microscópicas, cuando aún son curables.

El Papanicolaou es una prueba sencilla que nos permite observar al microscopio si las células de nuestro cuello están mutando. De arrojar un resultado anormal se completa la valoración con colposcopia y eventual biopsia. 

A la brevedad dispondremos del test de HPV que nos permitirá conocer si la persona presenta o no una infección por alguno de los tipos de HPV de alto riesgo y adecuar los controles. 

Si logramos hacer diagnóstico de una lesión premaligna, se realiza la escisión de la misma, por lo tanto un tratamiento pretendidamente curativo, evitando su evolución. Es por ello que insistimos en el control periódico en ginecología para poder aplicar todas estas formas de prevención y no hacer diagnóstico tardío de este cáncer cuando las posibilidades de curación son muy bajas. 

Atención: 

La sola infección por el virus del HPV de alto riesgo no es suficiente para el desarrollo de lesión, aquí juega un papel muy importante la inmunidad del huésped y es por ello que se desaconseja el hábito tabáquico. Los productos de la combustión del tabaco generan alteraciones de la inmunidad en general y a nivel local en el aparato genital. 

La infección por el HPV también está relacionada a otros tipos de cánceres: orofaríngeos, pene y ano, y es por ello que todas las personas independientemente de su género ¡se beneficien de la vacunación! 

Ahora que sabés todo esto…

  • Vacunate.
  • Utilizá métodos de barrera en todas tus prácticas sexuales.
  • Concurrí habitualmente a tus controles ginecológicos.
  • ¡No fumes!

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