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¿Qué sucede en el cuerpo de mujeres cis al momento de un orgasmo? 

La sexología, como disciplina científica, es relativamente joven, siendo formalmente definida en 1909. Aunque su definición puede parecer sencilla, establecer un marco de estudio que abarque la amplia diversidad humana y sexual es un desafío considerable. Durante muchas décadas, la respuesta sexual de las mujeres cisgénero se conceptualizó de manera similar a la de los hombres cisgénero, lo que refleja la falta de comprensión sobre las diferencias sexuales. Para ilustrar cuán reciente es el reconocimiento de estas respuestas como distintas, basta considerar que recién en 1998 se describió por primera vez la anatomía completa del clítoris de la mano de Helen O’Connell, uróloga australiana, y en 2002, gracias a Rosemary Basson, doctora en medicina sexual,  se conceptualizó el deseo sexual de las mujeres cis como diferente al de los hombres cis.

El orgasmo no escapa a esta situación. En los últimos años, se ha investigado y obtenido más información sobre las diversas fases de la respuesta sexual de las mujeres cisgénero. Sin embargo, estudiar el orgasmo presenta desafíos únicos en la investigación científica. Por un lado, es difícil encontrar una muestra representativa, ya que los sujetos de estudio deben experimentar orgasmos en condiciones de laboratorio, lo que puede afectar la extrapolación de los resultados a la población en general. Además, se enfrenta al obstáculo de tener que depender de la percepción subjetiva del sujeto experimental. A pesar de estas dificultades, se ha avanzado significativamente en la comprensión de la fisiología del orgasmo.

La sexología clásica define el orgasmo como el clímax de la respuesta sexual, caracterizado por una serie de contracciones en el tercio externo de la vagina y eventos cerebrales que se asemejan a una mini crisis epiléptica. Sin embargo, reducir el orgasmo a meras contracciones musculares y eventos cerebrales sería simplificar en exceso una experiencia que es notablemente más compleja. Los aspectos cognitivos y afectivos que acompañan esta respuesta juegan un papel fundamental en la percepción individual de la profundidad, superficialidad e intensidad del orgasmo experimentado por cada mujer.

Es fundamental que cada mujer se permita explorar y comprender su propia experiencia orgásmica sin limitarse por referencias externas, ya sean anecdóticas de amigas, representaciones ficticias o descripciones académicas. Cada mujer es única, con su propio cuerpo, mente y emociones, lo que significa que su experiencia sexual también será única y personal. Al aventurarse en su propio viaje hacia el orgasmo, una mujer puede descubrir y comprender sus propias necesidades, deseos y sensaciones, lo que contribuye a una relación más saludable consigo misma y con su sexualidad.

Al liberarse de expectativas preconcebidas o normas sociales, una mujer puede cultivar una mayor autoconciencia y autoaceptación en torno a su sexualidad. Esto no solo promueve una experiencia sexual más satisfactoria, sino que también fomenta una mayor autonomía y empoderamiento en su vida en general. Al reconocer y honrar su propia diversidad sexual, cada mujer puede encontrar el camino hacia una experiencia orgásmica que sea auténtica, significativa y plenamente propia.


Nota escrita por Psic. Sexóloga Jimena Peyrou, Instagram @sexologia.uruguay.

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