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8 de marzo: rememorando la historia feminista

Hoy, 8 de marzo, se conmemora el Día Internacional de la Mujer, suceso que fue formalizado en 1975 por la ONU. Según la página de las Naciones Unidas dedicada a este tema, explica que este día “encuentra sus orígenes en las manifestaciones de las mujeres que, especialmente en Europa, reclamaban a comienzos del siglo XX el derecho al voto, mejores condiciones de trabajo y la igualdad entre los sexos”. 

Se cuenta mucho la historia con respecto al 8M de ese 8 de marzo de 1857 en la ciudad de Nueva York sobre mujeres obreras que se manifestaron en contra de las condiciones laborales en las que trabajaban y cómo fueron duramente reprimidas. Sin embargo, historiadores e historiadoras se cuestionan al día de hoy si este fue un suceso que efectivamente sucedió o si es un mito (las razones de por qué se habría creado este mito son varias, algunas refieren a que se usa para “potenciar” la lucha feminista, otras que se usa para tapar las raíces socialistas del movimiento).

Más allá del mito o no mito, la realidad es que las mujeres hemos sido reprimidas y oprimidas por el sistema patriarcal desde hace ya siglos, incluso habiendo reportes históricos que se remontan hasta la Antigua Grecia de protestas feministas.

Nada de esto es nuevo. Y eso es lo que creemos importante para esta nota: rememorar la historia feminista en el marco del 8M, ya que las historia nos hace tener memoria y contextualizar, entender desde un punto de vista más sociológico y social el porqué de ciertos hechos que se dan actualmente y así seguir logrando y desarrollando herramientas para luchar con el objetivo de poner fin cada vez más a la violencia y discriminación que vivimos las mujeres.

Investigando para realizar esta nota, hay sobre todo información a partir del siglo XX acerca de luchas feministas, demostrando una vez más como las mujeres hemos sido invisibilizadas en la historia de la humanidad, hasta en los programas educativos que existen en la actualidad, muchas veces se enseña sobre profesionales y revolucionarios hombres, generando la creencia de que “no hubo tantas mujeres” o que fueron algunas puntuales como Marie Curie. Sabemos de varias historias de invenciones de mujeres que luego le sacaron el crédito y éste fue atribuido a un hombre (incluso muchas veces a sus propios esposos, por ejemplo Isabella Helen Lugski, quién desarrolló técnicas para establecer la estructura de moléculas por cristalografía de rayos X, pero el Premio Nobel de Química se lo llevó su esposo Jerome Karle en 1985). Este es el llamado “Efecto Matilda”, el cuál implica que se minimiza e invisibiliza creaciones de mujeres en la ciencia (les dejamos una nota de National Geographic si quieren profundizar más en el tema), efecto inspirado en Matilda Joslyn Gage, una activista abolicionista y sufragista estadounidense.

No obstante, hay un gran pilar del siglo XX que mueve hacia delante al 8M: los movimientos sufragistas. El primer país en autorizar el voto femenino a las mayores de 21 años fue Nueva Zelanda en 1893. Éste no fue absoluto hasta 1919. Este movimiento fue liderado por Kate Sheppard. Luego siguió Australia en 1902 (aunque se le permitía a mujeres aborígenes), después Finlandia en 1906 (fue el primer país que permitió a las mujeres ser electas para el parlamento), Noruega en 1913, Dinamarca en 1915 y Reino Unido en 1918. Cabe destacar que muchas veces se conseguía el voto para mujeres blancas, como en el caso de Estados Unidos que se consiguió el voto en 1920. Las mujeres de raza negra no pudieron votar hasta el año 1967. En África en 1919, Zimbabwe y Kenia aprobaron el sufragio femenino. En América Latina nuestro país fue el primero en 1927, pero no fue hasta 1938 que las mujeres participaron en una elección nacional.

También vamos a nombrar algo que nos parece súper importante: desde el feminismo de la tercera ola, se empezó a cuestionar la perspectiva del modelo de mujer cis blanca, heterosexual y de clase media como la norma, comenzando a incorporar otras formas de ser mujer. Desde Skin Co. creemos firmemente y nos proponemos visibilizar cada vez más a mujeres con cuerpos no hegemónicos, de diferentes orientaciones sexuales, de diferentes edades y colores de piel, a mujeres trans y también a identidades no binarias, desafiando al sistema cis patriarcal. No queremos que ninguna mujer quede fuera y vamos a trabajar para cumplir con esto día a día.

Gracias por leer y nos acompañamos siempre entre nosotras.

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